martes, 10 de julio de 2012

Vadillo, el alcalde verde, castigado y sin energías renovables.



Ángel Vadillo, regidor de Alburquerque, población de 5.700 habitantes, en la Extremadura profunda, llegó a Madrid hace casi tres meses, tras hacerse 639 kilómetros a pie, para protestar contra el decreto del Gobierno que suspendió temporalmente las primas de los nuevos proyectos de energías renovables, y se acampó en la entrada del Ministerio de Industria. Para el alcalde verde, el decreto de Industria “es una sentencia de muerte para Extremadura, donde se iban a invertir 15.000 millones en proyectos de energías alternativas que ya contaban con las autorizaciones administrativas y las licencias de obra. Y lleva un mes de huelga de hambre. “Los recortes nos están haciendo añicos –se lamenta–. Sólo hay un sector para generar empleo y es el de las renovables”. Vadillo explica que los proyectos de energía verde, en el caso de su municipio, conllevaban la creación de 800 puestos de trabajo directos y otros 400 ó 500 indirectos.

Tras haber tomado posesión como ministro de Industria, José Manuel Soria, aprobó en enero pasado el Real Decreto 1/2012 por el que se establece la suspensión temporal de las primas a las energías renovables. En tal sentido, Vadillo asegura que es “el decreto más dañino que se ha hecho para la economía de España, aunque la gente no lo sabe. Es un sector que va a crear empleo y por el que el Estado recaudaría impuestos (...) No estamos dando seguridad jurídica a los inversores generando una pésima imagen para ellos”. Vadillo reconoce que sólo le queda ofrecer “mi sacrificio personal” y teme que la crisis se lleve por delante su trabajo, un legajo de 17 años frente al Ayuntamiento. Por tal motivo, asegura que mantendrá la huelga de manera indefinida y que la terminará “cuando el Ministerio de Industria permita y apoye los proyectos termosolares de Alburquerque con una fecha y un plazo concreto para el comienzo de ejecución, o realice una apuesta clara por el sector renovable de España”.

Ángel Vadillo pasó dos meses a las puertas del Ministerio a la espera de ser escuchado. Y, cuando se le acabó la paciencia, dejó de comer. Un mes después de tomar posesión, José Manuel Soria, ministro de Industria, aprobaba el decreto que retiraba las primas a los proyectos de energías verdes en el país y que, en el caso de Alburquerque, suponía una inversión por valor de 1.000 millones de euros. “Ese decreto –afirma el regidor extremeño– es lo más dañino que se ha hecho para la economía de este país. Es un sector [el de las renovables] que va a crear empleo y por el que el Estado recaudaría impuestos. Con él no estamos dando seguridad jurídica a los inversores, generando una imagen pésima para ellos".

También para este alcalde, Soria “es un ministro más al servicio del lobby. Ni conoce ni quiere conocer porque está al servicio de UNESA (Asociación Española de la Industria Eléctrica)”. Y achaca a los intereses de las grandes compañías de electricidad la escasa inversión en energías verdes, en manos de pequeñas y medianas empresas con escaso apoyo del Estado. “Hay una nómina tremenda de políticos en UNESA, Felipe González o Aznar cobran enormes sueldos de ellos ahora, en plena crisis. Y es legal, pero tremendamente injusto”, se queja Vadillo, que cuenta con “la verdad” de su parte. Vadillo aguanta con ánimo en su cuarta semana de huelga de hambre gracias a la compañía de vecinos y amigos. “El ministro –reconoce– me ha creado un problema a mí, pero yo también se lo puedo crear a él. Si a mí me pasa algo, se va a saber la verdad sobre las renovables”.

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