jueves, 25 de abril de 2013

¿Striptease en el Congreso?


Primero el diputado empezó a hablar. Luego empezó por quitarse la americana y la corbata, mientras oía las advertencias del presidente del Congreso quien, temiendo lo peor, le advertía cada vez más desconcertado y exhausto, que si seguía desprendiéndose  de su ropa suspendería su intervención. Pero Joan Baldoví, diputado de Compromís-Equo, siguió montando su particular show para preguntar al presidente Rajoy, en la sesión de control al Gobierno, si creía que la Ley Antidesahucios aprobada la semana pasada respetaba el espíritu de la iniciativa legislativa popular (ILP) de dación en pago, que llegó al Congreso acompañada por casi un millón y medio de firmas.

Baldoví siguió caldeando el ambiente, con su táctica de Mata Hari, aunque sin música, ni luces, ni movimientos lascivos desde su escaño, pero dispuesto a protestar por la peculiar forma en que el PP había “desvestido” la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) sobre desahucios. “Su preocupación –dijo, haciendo alusión al presidente Rajoy–, no es desvestir a la banca, sino arroparla”, mientras Jesús Posada le apremiaba: “Señor Baldoví, haga usted el favor de comportarse adecuadamente”. Pese a la advertencia del presidente del Congreso, el diputado valenciano siguió con su particular “performance” y, en el momento en que comenzaba a desabrocharse la camisa, intervino de nuevo, llamándole al orden: “Como siga así, le voy a quitar la palabra”.

“Ustedes se han puesto tapones en los oídos a lo que reclaman los ciudadanos –prosiguió Baldoví, al tiempo que se desabrochaba algunos botones de la camisa y mostraba otra camiseta roja que llevaba debajo, con el lema: “Stop desahucios”, mientras crecían los murmullos– cuando piden que paren los desahucios. Pero, quienes piden que paren los desahucios no son extremistas, son personas decentes. Se van a ver muchas más camisetas con este lema y se van a oír muchas porque son gentes que luchan por un techo. Si tengo que decidir –proclamó el diputado, entre los comentarios de desaprobación de la bancada del PP, todos ellos tan recatados–, me quedo con las personas que llevan esta camiseta. No son terroristas, no son nazis; son personas honradas y dignas. Rectifique, señor Rajoy, porque es lo que quiere la mayoría de los ciudadanos”.

Nada más acabada su intervención, que, afortunadamente, no terminó en pelotas, Posada, contrariado por el episodio pero satisfecho por no haber llegado hasta el final masculino de la película Full Monty de Peter Cattaneo, le dio las gracias con un deje de ironía. “Gracias, por decir algo”.

Lejos de mostrarse inquieto por las inculpaciones que le hizo el parlamentario de Compromis, el presidente Rajoy le contestó, recurriendo a la aritmética parlamentaria para justificar los cambios introducidos en el nuevo texto legislativo: “Yo respeto profundamente la ILP que se ha presentado, aunque no esté de acuerdo con su contenido, igual que opina la mayoría de la cámara”. El presidente le reprochó que se arrogara la representatividad social. Y le espetó con su habitual tono: “Este Gobierno ha sido el primero que ha legislado en esta materia; siempre ha habido desahucios y no le he visto nunca a usted protestar hasta que ha llegado el PP….”. En el fondo, ambos tenían su parte de razón, aunque uno estuvo abroncado por Posada y el otro por el pueblo, en la calle.


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