martes, 15 de julio de 2014

El día que me avergoncé de ser judío.


 Mientras, en la colina Sderot, cientos de isralíes ven, entre risas , cómo impactan las bombas, en la Franja de Gaza...

 
Cada noche, cientos de israelíes acuden a la colina Sderot, al sur del país, para contemplar, entre aplausos, risotadas y vítores, cómo impactan las bombas lanzadas por su Ejército en la Franja de Gaza. El resultado de las mismas ha logrado un centenar de muertos, la mayoría de ellos civiles, entre los que hay más de una decena de niños. Esto es  lo que escribe Mijael Even David, un rabino que se avergüenza de ser judío: 

“Hoy nos hemos unido a los fuegos de la Inquisición. Quemamos personas vivas de una fe diferente a la nuestra y dijimos que es nuestro D’s que lo requiere. Hoy nos unimos a las hordas de los cosacos, con odio asesino y salvaje, sin ver al otro, sólo viendo que somos diferentes. Hoy nos unimos a los asesinos nazis, matando a un niño brutalmente por su raza y etnicidad.

“Hoy dejamos de ser el Pueblo Elegido, porque para esto no fuimos elegidos. Tal vez necesitemos otros dos mil años de Exilio para recordar quiénes deberíamos ser. Hoy perdimos cualquier superioridad moral que queríamos creer que teníamos. Somos exactamente como ellos. También somos asesinos. Todos nosotros. Los que lo prendieron en llamas, los que gritaron ‘muerte a los árabes’, los que declararon que la Torá nos pide matar y asesinar y vengarnos. Aquellos que vieron todo esto y no hicieron nada, aquellos que mañana aún no harán nada.

“Especialmente aquellos que tratan de encontrar paz para sus consciencias en las comparaciones: ‘Ah, pero nosotros no celebramos asesinatos’, ‘nosotros no enseñamos a odiar en nuestras escuelas’, ‘nosotros no consideramos a los terroristas, héroes’. Pero no es sobre ellos, D’s Altísimo, ¡es sobre nosotros! Es sobre perdernos a nosotros mismos, sobre nuestro fracaso como nación. Evidentemente hemos fallado.

“En el futuro, cuando estudien las leyendas sobre la destrucción de nuestra sociedad, de nuestro Estado, ellos leerán: ‘Por el asesinato, la quema, el salvaje homicidio de Muhammad Abu Jdeir, nuestro Templo fue destruido, nuestra Tierra fue desolada y fuimos exiliados entre las Naciones’.

"Nunca la paz se vio más lejana. Nunca estuve tan avergonzado de ser israelí. Nunca estuve tan avergonzado de ser Judío”.
 

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