martes, 11 de abril de 2017


Al fin, tras un largo periodo de tiempo de intenso trabajo se ha publicado mi novela “¡A sotavento!”, en la Editorial La Tempestad. Una obra que ha ocupado una parte importante de mi vida desde que la inicié hasta verla terminada, y que, en breve, se encontrará a la venta en las librerías españolas más importantes. Os cuento muy por encima de qué trata.

“¡A sotavento!” es la historia de Félix I de Saludania, un supuesto rey de un país imaginario que linda con el mar Mediterráneo. Cada verano, este rey se desplaza de Kadum a Kentaka, en donde se dan cita altas personalidades de la política, el deporte, el espectáculo, la farándula y los negocios, y en donde muchos intentar contactar con él o simplemente ser fotografiadas a su lado. Su amigo, Nicolás Belmonte, príncipe de Cerdeña, le invita en su aniversario en el restaurante El Edén, del casino de Kentaka. De esta forma se desarrollan las primeras páginas de “¡A sotavento!”, en donde el elenco político y nobiliario se mueve cómodamente en su entorno. 

Varios lustros atrás, muy pocos se imaginaban que Saludania se cubriría de nuevo con el manto y la corona, considerados en otros tiempos como reaccionarios, y nadie hubiera apostado ni un franco saludano por el rey. Pero, el “ballotage” o empate de votos de republicanos y monárquicos se consolidan por primera vez en ese país, convertido en una extraña república-monárquica o monarquía-republicana, según cómo se mire, cuyo trabajo de artesanía política está sostenido por diversas fuerzas,  otrora enfrentadas. La historia se desarrolla paralelamente a la de otro personaje, Antonio Hernández, “El Manitas” (el antagonista), un habilidoso contrabandista cuyo barco es descubierto por el Servicio de Vigilancia Aduanera con una mercancía de varios kilos de cocaína pura camuflada. Los caminos que el protagonista y el antagonista de la obra recorren son seguidos por un periodista que trata de descifrar y descubrir misterios y sendas veladas
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Felix I cuenta con el respeto de todas las instituciones del Estado y de la sociedad, de todos los partidos políticos, incluso de algunos republicanos y de la mayoría de los medios de comunicación, lo que no impide que algunas pugnas internas salgan a la luz, pero los intereses particulares y generales siguen cubiertos bajo el mismo destino y corona. Este y otros asuntos enturbian la imagen de la corona que se mantiene y resiste a toda costa. De esta manera, el monarca, que ha sabido ganarse el apoyo y beneplácito de todos los saludanos, se ve, al final, enfrentado a una crisis sin precedente que trata de soslayar con su carisma habitual. Pero, esta vez…

Este es en breves líneas el argumento de la obra. El resto, si os interesa, sólo lo conseguiréis si leéis “¡A sotavento!”. Invito a todo aquel que lo haga que emita su opinión sobre la misma. Plasmaremos en estas páginas todas las reacciones de la misma. Para mí este sería mi mejor deseo y más gratificante objetivo.

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