martes, 19 de diciembre de 2017

"Ian Gibson, un patriota español con sangre irlandesa".

Ian Gibson nació en Dublín, en 1939. Dieciocho años más tarde venía a España, siendo un adolescente, para realizar su tesis doctoral sobre Federico García Lorca, el granadino universal, y acabó investigando, en vida de Franco, las circunstancias del asesinato. Se enamoró perdidamente de la cultura española y se hizo español mucho antes de adquirir la nacionalidad oficialmente. Y se convirtió en hispanista, biógrafo de Lorca, Dalí, Buñuel o Queipo de Llano y narrador e investigador de la Guerra Civil. Juan Luis Valenzuela nos lo recuerda en su entrevista enElPlural.com, mantenida en un encuentro con él en el trayecto de un AVE Madrid-Málaga.

“Nunca 528 kilómetros me parecieron tan cercanos en el tiempo. Nunca con ganas de no acabar un viaje... ¡ni para echar un cigarro!”, comenta Valenzuela, ensartando con Gibson un diálogo sin pausas que duró lo mismo que el viaje, conscientes del único retraso vigente, el del desarrollo de la Memoria Histórica. “Seguimos retrasadísimos, vergonzosamente –reconoce el escritor nacido en Irlanda, como James Joyce–. Es la asignatura pendiente más acuciante que tenemos. Me asquean los tics de la derecha en relación con el asunto, porque la verdad, en contra de lo que ellos dicen, es que nadie quiere reabrir heridas. Es una cuestión de justicia, de decencia, de ética. Mariano Rajoy incluso se ha jactado de no haber dado ni un euro para ayudar. Si yo tuviera un abuelo en una cuneta lo buscaría, para darle digno entierro. Quiero creer que los deslenguados Rafael Hernando y Pedro Casado también. Y luego dicen que son cristianos. En Málaga, con un alcalde del PP a la cabeza (Francisco de la Torre), sí se han hecho los deberes, sin problema alguno”. 

Ian Gibson va sacar una edición revisada de su investigación sobre el  asesinato de García Lorca. La primera fue publicada en 1971 por Ruedo Ibérico, en París, y se prohibió  en seguida en España. “Desde entonces han pasado muchas cosas (y muchas décadas) y sabemos más. Es increíble la cantidad  de páginas impresas dedicadas desde entonces al trágico suceso. García Lorca hoy es el desaparecido más célebre y más llorado del mundo entero. No exagero. Es terrible que no sepamos todavía dónde están sus restos. Quizás  esto cambie pronto, así lo espero”. A lo largo de los últimos tres años ha revisado lo más importante de su producción literaria y ahora quiere volver a la ficción. Casi medio siglo hurgando en archivos (en España, en Inglaterra, en Francia, en Cuba, en Buenos Aires, en Nueva York...). “Ahora, incumbe ver si soy capaz de hilvanar, sin  tener que consultar más archivo que el de mi memoria y el de mis lecturas, la novela que llevo percibiendo desde hace tiempo”.  Al margen de escritor en ciernes, reconoce ser ornitólogo desde sus años más “tiernos” en Irlanda, gracias a su padre, amante de la Naturaleza.  “Conocer las dunas de Doñana al amanecer fue una de mis experiencias fundamentales. El otro día unos amigos me llevaron a una laguna cerca de Villacañas. Tenía poca agua, por desgracia, y había muchas aves acuáticas agrupadas en la que quedaba.  Llevaba mis prismáticos y sentí la vieja emoción de siempre. ¿Qué aves son?  Me entusiasman sobre todo los patos, ánsares y limícolas”. Y reconoce que casi le va cogiendo un poco de cariño a Rajoy (con quien nunca ha cruzado una palabra). “Hay que entender que no tiene la culpa de ser quien es, pues todos somos criaturas moldeadas por nuestras circunstancias particulares, entre ellas, los padres que nos tocaron (y los  tatarabuelos). Creo que se le nota más, últimamente, su acento gallego. Esto me gusta. Le queda poco tiempo en el poder y espero que lo disfrute (el tiempo, quiero decir, no el poder), y que siga recordándonos que un plato es un plato, o sea que una lamprea es una lamprea. Porque a veces uno llega a creer que no hay nada sólido a que aferrarse en este mundo”.

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